16/3/08

Viejo muere el cisne

Esa noche, mientras lo hacíamos, silenciosa y extrañamente comenzaron a brotar lágrimas de mis ojos, apenas líneas de agua.

Sí, algo de todo aquéllo me ponía triste. Quizá la lucha cuerpo a cuerpo contra la muerte.

A él le pareció bello, como en las películas pretenciosas. Y a mí también (sólo por participar de esa conciencia sentimental de lo estético).

Pero, cuanto más presionaba, más me hundía en mi propio penar. Ahora, gracias al quinto conde, sé por qué.

"Julio de 1780", leyó. "La sensualidad va íntimamente unida al pesar, y a veces sucede que, a consecuencia de la misma sinceridad de su aflicción, la contristada viuda se ve traicionada por sus sentimientos y es incapaz de resistir a las inoportunidades del huésped funeral, que conoce el arte de pasar imperceptiblemente de la condolencia a la familiaridad. Yo mismo he hecho cornudos póstumamente a un duque y a dos vizcondes (a uno de ellos todavía la pasada noche) sobre el mismo lecho desde el cual, sólo unas horas antes, habían sido pomposamente trasladados los restos al sepulcro de familia".