22/12/09

Inventario

Patricia López Scandinavian Love Palace

1 dorso de la puerta lleno de abrigos, bufandas e impermeables
3 maletas en equilibrio en lo alto del armario
5 pares de medias con agujeros remendados que esconden un delgado fajo de coronas danesas, (por si acaso)
1 cartel electoral con corazones de pintalabios adornando la sonrisa de mi TA*
1a impresión (robada de la fotocopiadora) del torso insinuante de una estudiante de fotografía del DSJ*
4 fotos de la noche en que nos bebimos el agua de los floreros
1a silueta (la tuya), marcada con línea de puntos en el papel beige de la pared de mi cama
1 ardor
1 pez que se ahoga a cada bocanada de aire que respira bajo el edredón
1a ristra de cuentas y cintas rojas y pimientos mexicanos de tela anuncia la fiesta
1 recipiente de sucedáneos de fresas, azúcar y nata a los que he debido acostumbrarme reposa al fondo, en la balda más alta de la estantería
Secretos de esta jaula de amor escandinava que me llevo conmigo y nunca conocerás.
*Assistant Teacher
*Danish School of Journalism

14/9/09

Cronología de las braguitas de volantes


Patricia López, "In the backyard"

-Primero las ves en el Blanco, abandonadas entre botines planos por una gitana que, moño en alto, ha decidido que, al fin y al cabo, da igual, porque lo que cuenta es que sus tacones resuenen por la acera y no lo que su marido se encuentra cuando apagan la lamparita.

-Te acercas tímidamente. Son monas, pero los escrúpulos disparan el síndrome 'demasiado kinki to be worn by me'.

-Ya que vas de londoner, te recomiendo que eches un vistazo a esos ventanales de Portobello donde las exhiben al loco estampado, a toda cuerda de tender y al despuntar de la primavera que se fue.

-Decidido. A la vuelta, serás la primera española en usarlas fuera del guetto. ¡Y ahora encima están de oferta! -Un par de pares, por favor-.

-La noche del estreno acaban en el parqué de (como siempre) la persona equivocada, mientras la adecuada permanecía en silencio a unos pocos metros antes de que todo se precipitase.

-Forman parte de una postal de otoño escandinava que inmortaliza los últimos rayos de sol en sus ondas 92% poliamida.

Dedicado a Ele y a Jony, de los que no sé nada desde ni se sabe!

6/5/09

Places (Remake)


1) Hasty + Passionate + Raw = NY

2) Modern + Riversided + Cold = R

3) Classic + Sweet + Romantic = P

Intuitive + Wild + Creative = B

M > P + B > R > NY

DO YOUR MATHEMATICS

Patricia López '!!!'

5/2/09

Concursante

Eras el Norte de mi brújula, mi kibutz del deseo, mi Cielo.
Desde el mismo momento en el que dijiste que no deseabas serlo.

Y para mí la vida sin ti significa cobardía, oficinas, In Rainbows, lluvia.
Una transacción angustiosa.
Palabras y más palabras. Flotando, enredadas.
Yo no soy eso, por mucho que me empeñe.

Y la vida contigo significaría verdad, emoción, riesgo, olas, incertidumbre, "dame un beso, anda". Posibilidad.

El calor residual que me dejaste heredar de tus sábanas...
¿Por qué esos momentos angustiosos son tan importantes?

Tonterías.
Lo son todos los que pasé frente a ti. O a un lado.
Desde el principio de los tiempos, cuando no eras más que ojos.
Unos ojos que siguen siendo enormes.

Con el paso de los años, la boca comenzó a quitarles protagonismo.
Pero ellos no se lo merecen.

31/1/09

De prendedores, sillas y cabezas cortadas

Ésta es la razón por la cual me dejé llevar por el impulso de comprar un broche que unos han calificado como "muy raro" y otros, directamente, como "muy feo":

Es algo hermoso esto de la autosatisfacción, la falta de preocupaciones, estos días llevaderos, a ras de tierra, en los que no se atreven a gritar ni el dolor ni el placer, donde todo no hace sino susurrar y andar de puntillas. Ahora bien, conmigo se da el caso, por desgracia, de que yo no soporto con facilidad precisamente esta semisatisfacción, que al poco tiempo me resulta intolerablemente odiosa y repugnante, y tengo que refugiarme desesperado en otras temperaturas, a ser posible por la senda de los placeres y también por necesidad por el camino de los dolores. Cuando he estado una temporada sin placer y sin dolor y he respirado la tibia e insípida soportabilidad de los llamados días buenos, entonces se llena mi alma infantil de un sentimiento tan doloroso y de miseria, que al dormecino dios de la semisatisfacción le tiraría a la cara satisfecha la mohosa lira de la gratitud, y más me gusta sentir dentro de mí arder un dolor verdadero y endemoniado que esta confortable temperatura de estufa. Entonces se inflama en mi interior un fiero afán de sensaciones, de impresiones fuertes, una rabia de esta vida degradada, superficial, esterilizada y sujeta a normas, un deseo frenético de hacer polvo alguna cosa, por ejemplo, unos grandes almacenes o una catedral, o a mí mismo, de cometer temerarias idioteces, de arrancar la peluca a un par de ídolos generalmente respetados, de equipar a un par de muchachos rebeldes con el soñado billete para Hamburgo, de seducir a una jovencita o retorcer el pescuezo a varios representantes del orden social burgués. Porque esto es lo que yo más odiaba, detestaba y maldecía principalmente en mi fuero interno: esta autosatisfacción, esta salud y comodidad, este cuidado optimismo del burgués, esta bien alimentada y próspera disciplina de todo lo mediocre, normal y corriente.

Realmente, no he podido encontrar una definición mejor de lo que recorría mi mente al adquirir este objeto.

Patricia López 'Caballomán cazado'

"El feísmo por el feísmo", me acusaban. Y yo recordaba las sillas gigantes del hospital Río Hortega, que tampoco le gustan a nadie. "¿Qué es eso?".

Levanto la vista y veo a una señora con abrigo de visón, paseando complacida al lado de pedestales de piedra con cabezas de poetas hace siglos muertos puestas encima. Desde luego, eso es mucho más bonito que un amasijo de hierros simulando un montón de descomunales sillas patas arriba. Además, es probable que a los usuarios del hospital, en su mayoría ancianos, les desagrade una presencia inútil y poco estética como ésa. La excitación, el entusiasmo y el juego no han lugar aquí...



Pretender que la gente entienda lo que pienso a través de un broche barato y feo sería una insensatez por mi parte, pero que lo sientan (que lo vean, que lo intuyan). El día que la señora del visón lleve uno de ésos, espero haber pasado a otra cosa, aunque ambas seguiremos yendo a la tienda, paseando por el mismo Campo Grande.

Estamos... dentro.