No me gusta airear mis cosillas por ahí, seguramente por un afán selectivo, porque mi ritmo no concuerda con el del mundo o porque en el fondo soy una egoísta del trece... Pues se acabó! A partir de este momento y en el nombre de Cabezuelo, daré buena cuenta en este blog de lo último que llega a mis ojos, boca, orejas, antebrazos y uñas de los pies. El esparklesismo ha llegado a tu ciudad, babe!!