19/6/07

El corazón es un cazador solitario

Mick Kelly, una guapa muchacha de cabellos y pantalones cortos. Sueña con ser una gran compositora: dirigirá una orquesta enorme, ataviada con un vestido largo de un rojo brillante, y así podrá viajar a los países escandinavos, donde nieva todo el tiempo.

Biff Brannon, el perpetuamente expectante y reflexivo barman. Ha visto pasar la vida, con todos sus días y noches, detrás de la barra de su 'dinner'. No espera recompensa material de ello, sólo respuestas.

El Dr. Copeland, destrozado, carcomido por dentro. Todos le admiran... y temen. Ha fracasado en la tarea de hacer comprender a su propia gente el significado de su lucha, de su inmenso sacrificio, refugiándose en el confortante ardor del estudio de Marx y Spinoza.

Y Mr. Blount, un tipo bajito, moreno, alcohólico, corpulento, impulsivo, casi violento. Su existencia se resume en el contenido de la maleta que lleva consigo allá donde va en su búsqueda constante de aquellos que saben: un raído traje blanco y un mono de trabajo.

Delante de ellos, y siempre a la misma distancia, su admirado Mr. Singer.

Está subiendo los peldaños de madera que le conducen a su habitación. Y arriba del todo está Antonapoulos, su amigo del alma, dándole la espalda. El sordomudo Singer parece el único capaz de descifrar en Spiros una infinita inteligencia y bondad, mientras los demás solamente ven a un desdeñoso griego orondo.

Sin embargo, por más que lo intenta, Mr. Singer no logra avanzar en su ascenso.

Ésta es la historia de El corazón es un cazador solitario: nadie nos querrá nunca como queremos que lo haga -como nosotros lo hacemos-. No podemos entendernos, el equilibrio es imposible (pero de un modo que Ferreiro sólo alcanzó a sugerir en sus canciones...). Lo único que nos mantiene con vida es la ilusión de ese instante precioso de posibilidad.

Sí. Mick Kelly será una gran concertista. Lila Carson Smith será Mick Kelly. Y yo seré Carson McCullers.

Os dejo con un fragmento de sobrecogedora clarividencia, para ver si alguien se anima a leer el libro:

El silencio de la habitación era profundo como la propia noche. Biff estaba paralizado, sumido en sus meditaciones. Entonces, de repente sintió como un intenso estímulo en su interior. El corazón le dio un vuelco, y apoyó la espalda contra el mostrador para sostenerse. Porque en un fugaz resplandor captó una vislumbre del esfuerzo y valor humanos. Del interminable y fluido paso de la humanidad a través del tiempo infinito. De aquellos que trabajan y de aquellos que -tan sólo una palabra- aman. Su alma se expandió. Pero sólo por un momento. Porque en su interior sintió una advertencia, un rayo de terror. Se hallaba suspendido entre los dos mundos. Vio que estaba mirando su propia cara reflejada en el cristal del mostrador. El sudor le perlaba las sienes y tenía la cara torcida. Tenía un ojo más abierto que el otro. El izquierdo, entrecerrado, escrutaba el pasado en tanto que la mirada más amplia del derecho se dirigía, asustada, a un futuro de negrura, error y ruina. Y él se encontraba suspendido entre el resplandor y la oscuridad. Entre la amarga ironía y la fe.

16/6/07

So this is goodbye


Foto: Patricia López "Atardecer en Solaris"

Hay un agujero muy, muy profundo.
Hay un abismo.
Te asomas.
No ves el fondo.
Tú estás a un lado.
Nadie más contigo.
No te basta.
O sí...

No.
Lo que quieres ofrecer no te lo puedes dar a ti.
Te convertirías en alguien despreciable.
Más de lo que ya lo eres.
Cuando te atreviste a cruzar, todo eso cambió.
Ahora estás de vuelta.
Quién sabe por cuánto tiempo.
Pero tratas de escapar.
Y cuanto más lo intentes, menos sabrás por qué.
La edad no te hace más paciente, sino un cabeza-hueca.

Te paras.
Escuchas.
Hielo en las pestañas.
El mundo es horrible.
Necesitas un rescatssssssshhh!!
No lo digas!
Podrían oírte!
Te odiarían por esto.
O peor.

Necesitas mantenerlo en un secreto repugnantemente sexy.
Para que, algún día, haya de nuevo puentes levadizos.
Y te amen.
Aunque sólo sea un instante.
Como tú lo haces con todos ellos desde la gélida, cristalina distancia.